jueves, 14 de octubre de 2010

Cómo saber cuál es la flor apropiada.

Como estamos viendo, el tema de la culpa levanta, como poco, pasiones y aunque todavía queda "tela que cortar" dejaremos un tiempo de descanso... por si acaso.
Por otro lado, en esta ocasión quería agradecer profundamente a mis inestimables compañeras de viaje, las flores, en concreto por su silencioso mensaje que consigue hacerme conocer como no he encontrado nada igual.
Y su delicada forma de enseñarme recovecos, vericuetos, pliegues y repliegues de mi alma que, ni siquiera, sabía que existían, me hacen replantear todo lo que aprendí de forma ortodoxa "políticamente correcta"... si quiero llegar, realmente al meollo de la cuestión, el sistema standarizado no me ayuda, ni para los demás ni, desde luego, tampoco para mi.
Por varias veces, a lo largo de esta gratísima compañía, he descubierto facetas en mi que ni sospechaba y ¿cómo lo he conseguido? me explico:
Aunque es infinitamente repetido que, para testar las flores o saber cual necesita la persona, nos hemos de basar en lo que nos dice o su forma de actuar "lo que nos está demostrando" en forma de palabras o actitudes pues si, es lo correcto y, en un principio vale pero, en momentos determinados esta fórmula puede tener graves errores porque también es de sobra sabido que la persona puede enmascarar, ocultar y falsear su "imagen" dando esquinazo a la respuesta sobre la flor correspondiente.
En cambio, eso sí, escuchando, preguntando al cuerpo, observando sus reacciones, por kinesiología, radiestesia, por las zonas donde se encuentra algún malestar teniendo en cuenta los chacras que puedan estar alterados, los meridianos de acupuntura... consultando las reacciones corporales ¡esto sí lo encuentro infalible! una reacción instantánea de mejorar una dolencia por el simple hecho de tocar el frasco del elixir correcto o, incluso, su nombre escrito ¡es toda una revelación!
Y pongo un ejemplo: me preguntan por la forma de respirar mejor pues la persona respira corto e insuficiente, con sensación, incluso, de ahogo.
Por la zona en que se queja, calculo que es el chakra cardiaco y, ante la duda en varias flores, le dejo en la mano una a una, las flores que considero pueden ser adecuadas y, fue poner la achicoria -chicory- y decirme ¡anda, se me ha quitado el bloqueo! la cuestión estaba en que contraía excesivamente el plexo solar, el abdomen, contrayendo también la zona cardíaca y pulmonar. También añadí agrimonia al preparado pues produjo un efecto parecido.
Cuando le expliqué para qué eran las flores me dice ¡a mi no me ocurre nada de eso, no tienen que ver conmigo! pero días después sí reconoció que esta circunstancia le hizo recapacitar y, tomando en cuenta para qué servían estos elixires, "se dió cuenta" de que SI estaba implicada de lleno en estas características...
Personalmente, como decía, he pasado por esta situación varias veces y, cuando más claro tengo que "yo no soy así" pero las pruebo... algo cambia y aceptando la posibilidad... siempre terminan "teniendo razón" para mi bien. Los datos concretos los reservo en mi porque si no, ya sería contar demasiado, jeje.
Conclusión: para mi, lo mejor de las flores es que nos ayudan a tomar conciencia de nuestros defectos o errores de la forma más sutil inimaginable.
Son una fantástica arma para el autoconocimiento.