sábado, 6 de agosto de 2011

Enfermedades mentales: esquizofrenia, paranoias.

Consultando los ángeles de la cábala, en concreto el número 60 MITZRAEL podemos entender cómo utilizar la mente o la razón para justificar todo cuanto pasa a nuestro alrededor, dar por bueno todos y cualquier aspecto de las actitudes tanto propias como ajenas así cómo abandonarse a las emociones desbordadas de baja densidad o el hecho de querer llevar a cabo unos deseos injustos o fuera de las leyes cósmicas, todo esto da lugar a las enfermedades mentales, pudiendo verse plasmado este efecto en uno mismo o en los hijos (nuestras obras) y tanto podría ser en esta vida o en las siguientes.

Por más que queramos verlo de otra manera, existe una normativa cósmica a la que hemos de someternos, principalmente por nuestro bien, de forma que alterar esa normativa va a conducir inevitablemente a alguna consecuencia. En concreto una ley, que además aparece en el código civil, expone que “el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento” menos cuando la queremos transformar.

A pesar de querer ver lo positivo en todo, de no enfrentarse a lo negativo o querer justificar por supuesto amor (el verdadero amor hace frente a la realidad) o por beneficiar a uno mismo o a alguien… si pasamos por alto alguna actitud o cuestión o, lo que es peor, la justificamos como buena siendo, en el peor de los casos, perversa… tendremos que enfrentarnos más tarde o temprano a las consecuencias de esos actos y éstas pueden ser desde una leve perturbación mental hasta las más profundas enfermedades mentales.

No hace tanto tiempo Juan Pablo II manifestó que el exceso de materialismo estaba llevando al aumento vertiginoso de la esquizofrenia. Esto también lo sostienen psicólogos y psiquiatras renombrados. Rudolf Steiner también afirma que el basarse en el materialismo conduce a enfermedades nerviosas, y ¿no será la causa el exceso de dar por bueno lo que no tiene justificación: ver como válido lo que es perverso? o girar en torno al mundo material, dándolo por lo mejor y olvidando al espíritu.

Con todo esto no pretendo dar ninguna lección de moral… precisamente hubo un tiempo en que yo me jactaba de comprender todo y a todos, justificar… ver lo positivo en lo negativo… hasta que cierta persona me enredó en sus “artes”, en su submundo, viví su vida “desde dentro” y sin posibilidad de escapatoria… ahí aprendí que, con ciertos aspectos no se juega, no valen paños calientes y que un “todo vale” lleva a mal puerto.

Pero este mismo genio (en cábala a los ángeles se les denomina genios) lleva en sí la solución, de hecho su clave es REPARACIÓN, es decir, cuando nos ocurre alguna alteración mental, tanto en nosotros como en nuestros hijos y entendiendo cual es el origen e invocando a éste ángel… se repara el daño causado.

Y también ¡cómo no! vamos a ver las flores que nos ayudan en estas cuestiones:

SCLERANTHUS, para las fluctuaciones, en este caso, mentales: ahora sí-ahora no.

MUSTARD, para depresiones crónicas o profundas, trastorno bipolar…

CRAB APPLE, para cuando uno se ve como “lo que no es”: anorexia, deformaciones o sentimiento de vergüenza por algún motivo inexistente.

CHERRY PLUM, para la mente cuanto se desata sin poder ejercer dominio sobre ella llevándonos a extremos difíciles e, incluso, peligrosos.

HOLLY, entre varias emociones negativas, están las paranoias.

GENTIAN, excesivo apego al mundo material lo cual produce depresiones por la desconexión con el espíritu.

Este tema no es baladí pues la mente es, ni más ni menos, el foco que utiliza el espíritu para plasmar en el mundo físico el trabajo o plan que traemos para desarrollar en la vida, es el eslabón o hilo conductor que tenemos para conectar con nuestro ser espiritual y recibir sus intuiciones, orientaciones imprescindibles para guiarnos por el mejor camino con lo cual, si esa lente o foco la utilizamos de forma defectuosa o alterando la información que procede de nuestra fuente divina… se tergiversa todo lo demás. Es, como decía el doctor Bach, el motivo por el que se llega a enfermar.

El libre albedrío es total al decidir qué tipo de pensamientos desarrollamos y según sea nuestra elección todo lo demás viene rodado: los sentimientos, éstos conducen a las acciones, ellas forman el carácter y éste, el destino… todo esto es la consecuencia de aquellos pensamientos… en nuestra decisión está.