Muy básicamente, estamos formados por el Yo espiritual,
nuestra auténtica esencia inmortal, eterna. La reconocemos porque es
trascendente, es una toma de conciencia, cuando nos sentimos en profundidad,
sin dimensiones ni barreras.
Y también están las tendencias inferiores o ego que son
la parte de nuestro “yo” cotidiano, de los detalles, las barreras, los límites,
lo mortal, finito, lo aparente, superfluo…
Normalmente nos dominan los egos o
tendencias inferiores pues el mundo material es sumamente atractivo, denso,
pegajoso, a veces de una forma inverosímil, pareciera que no existe nada más.
Pero, en medio de ese ruido bullicioso, y si estamos atentos, surge de vez en
cuando una vocecilla que nos suele aconsejar lo contrario de lo que esperamos y, más tarde, vemos que era la opción correcta. Esa es la voz de la intuición
o del Yo espiritual, la cual, se puede desarrollar, como los músculos, con mucha
práctica.
Y ahora, la pregunta es ¿cómo distinguir la voz de la
intuición a la que viene de las tendencias inferiores???
Una de estas pasadas noches tuve un sueño muy alterado,
rozando con pesadilla, un sueño muy sencillo, corto, pero de arquetipos
fundamentales, básicos; me alteró bastante pues creí que sería un mensaje, nada
bueno, por cierto. Pero, al comienzo de la mañana, se aclaró todo de una forma
fulminante: el sueño se hizo realidad, exactamente ¡al revés!...........
No pude por menos que esbozar una gran sonrisa porque
este detalle me aclaró completamente las dudas que me atenazaron la tarde-noche
anterior, en la cual, me asaltaron pensamientos, realidades que hicieron
desestabilizar unos buenos anclajes dándolos por erróneos aunque los relegué
para el día siguiente a ver si con el sol, pensaba lo mismo, J.
Volviendo a la pregunta anterior ¿Cómo distinguir si algo
es real o nos induce a engaño? Realmente es muy fácil, sencillo pues, si
reducimos todo a sombras o luz, está claro: lo que nos produce alteración,
agobio, inquietud, malestar, angustia… todo negativo, es porque viene del
mundo de las sombras.
Por el contrario, lo que nos sugiere tranquilidad,
alegría, estabilidad, paz, armonía, claramente procede de las regiones de la
luz, nuestro verdadero Hogar y donde habita el espíritu.
¿Cuál es el problema? Si la energía sigue al pensamiento,
es aquí donde está el quid de la cuestión.
Dicen los investigadores de los mundos invisibles que si
nuestros pensamientos (y la vibración que generan) son negativos, pesimistas,
están atrapando energía, seres de la misma vibración los cuales se terminan
instalando en el cuerpo y “desalojando” a los seres de luz que trabajan en cada
célula para su correcta armonía (dice Beltrán Anglada que en cada célula vive
un ángel, un ser de luz y que, realmente, somos seres de luz pues lo que ven
los clarividentes son millones de puntitos de luz en cada uno de nosotros).
Por el contrario, si estamos en un estado enfermizo,
deplorable y comenzamos a trabajar con pensamientos elevados de conceptos o
arquetipos, comenzará el cambio en nuestro organismo también.
Un punto muy importante: la misma vida tiene diferentes escalas de vibración, de forma que, si nos dejamos embargar por el mundo de las sombras, la capa que nos cubre nos aísla nos aleja completamente de la voz de la intuición, de la luz del espíritu. Y, al contrario, cuanto más nos elevamos hacia las regiones de la luz (y del amor) esa misma luz nos va a proteger y alejar de las sombras y de influencias negativas. Es así de simple.
Un punto muy importante: la misma vida tiene diferentes escalas de vibración, de forma que, si nos dejamos embargar por el mundo de las sombras, la capa que nos cubre nos aísla nos aleja completamente de la voz de la intuición, de la luz del espíritu. Y, al contrario, cuanto más nos elevamos hacia las regiones de la luz (y del amor) esa misma luz nos va a proteger y alejar de las sombras y de influencias negativas. Es así de simple.
Por otro lado, nos quejamos de estar mal porque las cosas
no van como quisiéramos. Pero si llegara el día en que sí fueran como
queremos… seguiríamos mal, porque estamos acostumbrados o tenemos esa carga
de negatividad encima, la cual, comprobaremos con gran decepción que no es tan
fácil eliminarla de golpe (a veces resulta poco menos que imposible).
Es decir, nuestro estado de ánimo es independiente de lo
que ocurra en el exterior o, dicho de otra manera, lo que vemos “fuera” lo
interpretamos con el cristal que nos ponemos delante de los ojos… todo depende
de cómo se miren las cosas y ahí está
nuestra virtud, libertad o genialidad.
Y las flores también nos ayudan a verlo más claro:
SCLERANTHUS, nos ayuda a decidir entre dos caminos u opciones.
WILD OAT, si son más opciones o cuando la meta no está
clara.
GENTIAN, para elevarse hacia el mundo espiritual en lugar
de recrearse en el mundo de maya.
MUSTARD, cuando nos inunda la nube negra.
GORSE, para mantener la esperanza siempre en el
horizonte.
WALNUT, corta las influencias negativas, de hecho el
doctor le llamaba “rompe hechizos”.
SWEET CHESTNUT, en los grandes cambios, ayuda en la “noche
oscura del alma”.
Gracias a su inestimable ayuda, podemos transitar más
fácilmente el camino de la Vida.