En los manuales de autoayuda encontramos casi siempre cómo
superar el odio, rabia, resentimiento, culpa, depresión, orgullo y otras
distintas emociones malsanas pero casi nunca se hace referencia a la
pereza. En cambio esta emoción negativa
se encuentra oculta tras una máscara muy variada ya que las emociones negativas
o también conocidas por “egos” se suelen ocultar muy eficientemente tras otras
muchas facetas, incluso llegamos a pensar que son los demás quienes las
padecen.
Lo más importantes es reconocerla y, en ese momento, ya
hemos ganado la mitad de la batalla y para ello es fundamental tomar distancia,
no identificarnos ya no con esta emoción sino ser meros espectadores de todo
cuanto ocurre a nuestro alrededor para ver cuáles son las respuestas o
reacciones hacia las circunstancias de la vida. De esta forma podemos formar una
idea muy clara de los resortes, tendencias que están actuando.
Una naturaleza perezosa parte de un juicio de valor pues le
damos o quitamos importancia a algo, por ejemplo, nos ofrecen un trabajo y,
casi de forma instantánea, surge un pensamiento: es que.... no entra en mis
expectativas, no voy a ser capaz, no es para mi… cuando, ni siquiera lo hemos
probado y, por lo tanto, no tenemos ni idea si se va a ajustar a esos
parámetros.
Por lo tanto, nos puede provocar una resistencia al cambio pues se opone a todo lo que aparece por el
horizonte, de antemano, formando un juicio de valor que, seguramente, no tiene
ningún fundamento. WALNUT.
Esta resistencia requiere mucha energía para llevarla a cabo
lo cual conduce a… cansancio el cual
puede ser extenuante. HORNBEAN, si es un cansancio mental y si es físico o de
mucha duración, OLIVE.
Una visión negativa
de la realidad ya que, como no quiere hacer nada… todo lo ve malo, entonces se
encierra en un pequeño escondrijo y no sale de ahí. GENTIAN, para el pesimismo.
MUSTARD, para apartar la nube negra o GORSE para recuperar la esperanza.
La vida es fluida y emplea la ley del mínimo esfuerzo pero
la resistencia a este fluir que provoca la pereza y, al no querer paralizarnos,
nos lleva a un doble esfuerzo,
pudiendo trabajar hasta la extenuación. OAK. Por otro lado, si tenemos la
sensación de no querer hacer algo o “no dar ni palo” y nuestra conciencia así
lo delata, sufrimos el complejo de culpa, PINE.
De forma casi imperceptible también se extrapola en
exigencia: dado que es un valor muy en alza en la sociedad exigir tanto y más,
todo lo que no se adapte a nuestra particular y corta visión de las cosas,
provoca un rechazo: a ser sensibles,
a tomarse su tiempo, al polen, gramíneas, a poner un dedo encima de nadie… al
amor, BEECH.
Como no se acepta lo que viene, de repente, urge saltarse la vivencia, produciendo una prisa desenfrenada, IMPATIENS. Como también da
lugar a un odio o resentimiento interno ante esa situación, HOLLY; así como el
sentirse víctima de lo que ocurre, WILLOW. O también puede provocar una evasión
de responsabilidad, CLEMATIS.
En fin que podemos ver hasta donde llegan los tentáculos de
la pereza, la cual, básicamente, en sus inicios, se combate con HORNBEAM ya que
este remedio actúa para un estado de cansancio, aburrimiento, rutina mental
ante determinadas experiencias pero que, en otras distintas más divertidas o que
nos gustan más… desaparece, por lo tanto, no es un cansancio físico.
La vida es activa y fluida, basada en el cambio, exactamente
lo contrario de lo que busca la pereza: una especie de muerte en el sentido más
literal de la palabra, por lo tanto, la forma más efectiva de combatirla es
aplicando la consciencia, siempre actuando desde el Ser y, en definitiva,
ayudándonos con las maravillosas flores.
Artículo afín: Pereza a fondo, de Jorge Lomar en la revista
Universo Holístico, nº 48.
3 comentarios:
La materia, el mundo material tiende a la inercia, a la petrificación y, a la vez, nos atrae e inutiliza tremendamente, como si fuera alquitrán... dando lugar a la pereza y, en su extremo, a la no-vida o una vida de zombi... no hay más que ver la mirada de muchas personas que se pierde en el vacío... todo lo contrario a lo que vive y nos demuestra a cada momento la naturaleza donde nada está quieto, todo se mueve, transforma, cambia de una forma a veces tan sutil e imperceptible... la madre natura, la verdadera guía.
Ya lo decía Fray Escoba, el primer santo negro, cuando le preguntaban porqué se pasaba el día barriendo, a lo que el contestaba: porque hay que hacer lo contrario de lo que pide el cuerpo... sabio pensamiento.
Llevo años que mi única ayuda física a nivel emocional son las flores de Bach, lo mejor que ha podido entrar en mi vida (entre otras cosas) pero a veces es difícil saber que flores usar aunque tengas la respuesta delante de las narices, así que agradezco esta entrada que tiene más de 5 años pero que hoy, buscando sobre la pereza, me ha ayudado a lanzar luz en esta debilidad mía que ha pasado desapercibida en muchas ocasiones.
Wild rose, no entra también en la pereza?
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